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Roscutrera de Carnaval: Dulce tradicional típico de Villafranca de los Caballeros

    El Roscutrera es un dulce tradicional muy ligado a las celebraciones de Carnaval en Villafranca de los Caballeros, Toledo. Esta receta, transmitida de generación en generación, representa una parte esencial de la identidad gastronómica del pueblo.

    Su preparación requiere paciencia y dedicación, pero cada minuto invertido se recompensa con un resultado delicioso. Un bocado que combina sabor, tradición y el espíritu festivo de la tierra, perfecto para compartir en buena compañía.

    INGREDIENTES

    • 2 huevos
    • 1/2 vaso de zumo de naranja
    • 1 vaso de aceite de oliva (frito el día anterior)
    • 1 vaso de azúcar
    • Ralladura de limón (sin la parte blanca)
    • 2 sobres de papelillos gasificantes (4 en total, ya que vienen de dos en dos)
    • 1/2 vaso de mistela
    • Harina blanca (la que admita la masa)
    • 1,5 litros de aceite de girasol para freír
    • 1 kilo de miel
    • 1 vaso de azúcar (para mezclar con la miel)
    • Gominolas, frutos rojos, bolitas de anís, etc (opcional para decorar)

    PREPARACIÓN

    Se comienza batiendo los huevos en un recipiente amplio.

    A continuación, se añade la ralladura de limón y los sobres de gasificante, integrando bien los ingredientes.

    Se incorporan el aceite de oliva previamente frito, el azúcar y el zumo de naranja.

    Poco a poco se añade la harina, amasando hasta obtener una textura elástica que no se adhiera a las manos.

    Cuando la masa esté lista, se moldean tiras cilíndricas y se dejan reposar durante unos 10 minutos.

    Mientras tanto, se calienta el aceite de girasol en una sartén profunda.

    Se cortan las tiras en pequeñas porciones, formando bolitas conocidas como “chochos”, y se fríen hasta que estén doradas.

    Una vez fritas, se dejan enfriar y se guardan en una bolsa de plástico durante uno o dos días para que adquieran su textura característica.

    Transcurrido este tiempo, se calienta la miel junto con el vaso de azúcar en una sartén amplia. Se hierve hasta obtener la textura de “miel cocha”, que se reconoce cuando al enfriarse se vuelve firme. Para comprobarlo, basta con verter una pequeña cantidad en agua fría; si se endurece, está lista.

    Se añaden las bolitas fritas a la miel caliente, removiendo para que queden bien cubiertas.

    Finalmente, se colocan en bandejas o platos, formando una rosca. Para compactar bien la forma sin quemarse ni que la miel se adhiera a las manos, es recomendable mojárselas con agua fría.

    Se termina decorando con gominolas (chuches), frutos rojos, pasas, bolitas de anís de colores, etc, que aportan un toque vistoso y festivo.

    Este dulce, aunque típico de Carnaval, es ideal para saborearlo en cualquier momento del año gracias a su excelente conservación. Guardado en un lugar fresco, mantiene su sabor y textura durante mucho tiempo, listo para disfrutar cuando apetezca.